“Digifarma me da visibilidad y facilita la gestión de la farmacia rural”

Raquel Sánchez, farmacéutica en Gumiel de Izán (Burgos), forma parte de la red Digifarma y destaca cómo pertenecer a este grupo ha impulsado la visibilidad, la gestión diaria y la competitividad de su farmacia rural frente a grandes cadenas. En esta entrevista nos comparte su experiencia prestando servicio en varios municipios de Castilla y León, el valor del contacto cercano con los pacientes y cómo Digifarma le permite ofrecer un mejor servicio en un entorno con grandes desafíos como la despoblación. Una historia real que muestra cómo la colaboración entre farmacias fortalece el modelo rural, mejora los recursos disponibles y garantiza una atención de calidad.

¿Por qué decidiste unirte a Digifarma desde tu farmacia?

Decidí unirme a Digifarma porque quería aumentar la visibilidad de mi farmacia, que al ser pequeña, a veces puede resultar difícil competir con grandes cadenas o farmacias ubicadas en ciudades cercanas. Formar parte de un grupo como Digifarma me ofrecía la oportunidad de pertenecer a una comunidad profesional sólida, que me aportaba respaldo y mejores recursos. Además, varios amigos y colegas íntimos ya formaban parte del grupo y me hablaron muy bien de las ventajas que ofrecía, especialmente en términos de colaboración y acceso a mejores productos. Esto me dio la confianza necesaria para dar el paso y unirme a Digifarma. Hasta ahora, estoy muy contenta con la decisión porque me ha permitido fortalecer mi negocio y ofrecer un mejor servicio a mis pacientes.

¿Qué beneficios destacarías especialmente en el entorno rural?

En el entorno rural, la atención farmacéutica adquiere una dimensión muy especial. La tranquilidad del pueblo facilita un contacto diario y cercano con los pacientes, lo que hace que el seguimiento de sus tratamientos sea mucho más efectivo. Conoces de primera mano sus patologías, los medicamentos que toman habitualmente y estás en comunicación constante con los profesionales sanitarios, como la médica y la enfermera del pueblo. Esta cercanía permite intervenir rápidamente si detectamos alguna complicación o necesidad especial, ya que mantenemos un contacto continuo con el equipo médico. Además, el trato no es solo profesional, sino que se convierte en una relación casi familiar, porque los pacientes no son solo clientes, sino vecinos y amigos con quienes compartes muchas experiencias de la vida cotidiana. Este vínculo crea un ambiente de confianza y compromiso que es fundamental para una atención de calidad en la farmacia rural.

Tu farmacia da servicio a varios municipios y haces desplazamientos personales. ¿Qué significa para ti esa cercanía con la comunidad?

Mi farmacia no solo está en Gumiel de Izán, sino que también damos servicio a varios municipios cercanos a través de botiquines ubicados en lugares como La Aguilera, Tubilla del Lago, Bahabon de Esgueva y Oquillas. Para mí, desplazarse personalmente a estos botiquines es una forma de mantener ese contacto directo y humano con cada paciente, lo que se traduce en un mejor servicio y mayor confianza. Conozco las necesidades habituales de cada persona y si algún producto no está disponible en ese momento, me encargo de llevárselo en cuanto puedo. Esta cercanía también implica una comunicación fluida con los médicos de cada localidad, lo que nos permite coordinar tratamientos y cuidados de manera eficiente. Para los habitantes de estos pueblos, la farmacia es un punto de referencia y una parte importante de su vida diaria, y mantener este nivel de proximidad y atención personalizada es un compromiso que asumo con mucha responsabilidad y cariño.

¿Qué retos tiene actualmente la farmacia rural en Castilla y León?

Uno de los principales retos de la farmacia rural en Castilla y León es la despoblación, que afecta a muchos pueblos pequeños. Aunque Gumiel de Izán cuenta con numerosos servicios como guardería, colegio, bancos, bares, piscinas, bodegas y alojamientos rurales, la realidad en otros municipios más pequeños es muy distinta y hay menos infraestructuras y recursos. Además, el acceso y la adaptación a las nuevas tecnologías sigue siendo un desafío para muchos usuarios mayores. Por otra parte, el turismo en verano y la popularidad de lugares históricos y naturales ayudan a mantener la actividad, pero no siempre compensan la pérdida de población permanente. La farmacia rural debe encontrar la forma de adaptarse para seguir ofreciendo servicios básicos esenciales y garantizar que los habitantes puedan vivir con comodidad y atención sanitaria adecuada en su entorno.

Igualdad de condiciones ante farmacias más grandes

¿Cómo impacta Digifarma en la visibilidad o el respaldo que recibes en tu labor diaria?

Formar parte de Digifarma me ha brindado un respaldo importante tanto en visibilidad como en recursos para la gestión diaria. Al pertenecer a un grupo con experiencia y presencia en el sector, puedo acceder a mejores condiciones de compra, lo que me permite ofrecer productos a precios más competitivos que si trabajara de forma independiente. Esto es especialmente importante porque, aunque mis volúmenes de compra son menores que los de farmacias grandes en ciudades cercanas, como Aranda de Duero, el pertenecer a Digifarma me permite competir en igualdad de condiciones y mantener la fidelidad de mis pacientes. Además, la imagen y reputación que ofrece estar dentro de una red consolidada contribuye a que la comunidad confíe más en los servicios que ofrezco. En definitiva, Digifarma me ayuda a seguir creciendo y consolidando mi negocio rural con el respaldo de un grupo profesional.

Un consejo para alguien que esté pensando abrir una farmacia en un pueblo sería…

Mi consejo para quien esté considerando abrir una farmacia en un pueblo es que conozca bien el entorno y las características del lugar antes de tomar la decisión. Vivir y trabajar en un entorno rural implica una forma de vida diferente, con menos comodidades urbanas como tiendas, cines o servicios variados, pero a cambio ofrece un ambiente tranquilo, un paisaje hermoso y una comunidad cercana y unida. Es fundamental que la persona tenga claro que se enfrentará a retos relacionados con la despoblación y la adaptación al ritmo del pueblo, pero que también encontrará mucha satisfacción profesional y personal al poder atender de forma directa y familiar a sus vecinos. En mi caso, mi marido es ingeniero informático y pudo trabajar a distancia, lo que facilitó nuestra decisión. Ahora, con nuestro bebé, valoramos poder criarlo en un entorno natural y seguro. Abrir una farmacia rural es un compromiso, pero para quienes valoran la calidad de vida y el contacto humano, puede ser una experiencia muy enriquecedora y feliz.

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