En Digifarma, somos muchas las farmacias que compartimos una misma preocupación: las caídas del sistema de receta electrónica se están volviendo más frecuentes… y sus consecuencias no las sufrimos solas. Las sufren también nuestros pacientes, a los que no siempre podemos dar la respuesta que nos gustaría.

Lo que ocurre cuando el sistema se cae
Nos ha pasado ya demasiadas veces. En pleno horario de atención, con pacientes esperando, de repente la receta electrónica deja de funcionar. No podemos acceder a la medicación prescrita, no podemos dispensar lo que necesitan, y no hay forma rápida de saber cuánto va a durar la incidencia. La caída de la receta electrónica nos bloquea, casi por completo.
Y mientras tanto, tenemos frente a nosotras a personas mayores, a pacientes crónicos, a cuidadores que han hecho un esfuerzo por acercarse hasta la farmacia… esperando un medicamento que no podemos entregarles.
¿Qué implicaciones tiene esto para las farmacias?
Más allá de la frustración, las consecuencias son reales y nos impactan directamente:
- Interrupción de la atención farmacéutica: No podemos completar procesos de dispensación y seguimiento que requieren regularidad.
- Gestión interna alterada: Se acumulan tickets, consultas, anotaciones manuales, avisos pendientes.
- Malestar de los pacientes: Aunque la culpa no es nuestra, somos la cara visible del sistema y quienes damos la mala noticia.
Pérdida de tiempo y recursos: Tener que explicar una y otra vez que “el sistema está caído” no solo desgasta, sino que también ralentiza el servicio al resto de usuarios.
Un problema ajeno, pero muy nuestro
La receta electrónica ha supuesto un avance enorme, no hay duda. Pero su fiabilidad no debería ser una moneda al aire. Cuando el sistema falla, no hay plan B eficaz, y los más perjudicados son los que menos pueden esperar: quienes necesitan su medicación con urgencia, quienes dependen de tratamientos diarios, quienes ya tienen bastante con su enfermedad.
Y aunque es un problema ajeno a las farmacias, lo vivimos como propio. Porque somos nosotras quienes damos la cara, quienes buscamos alternativas, quienes intentamos calmar la frustración (con la nuestra incluida).

Una situación que se repite… demasiado
En las últimas semanas, varias farmacias del grupo Digifarma nos han transmitido su preocupación. Nos cuentan casos reales de pacientes que, por culpa de una caída del sistema, han tenido que volver al centro de salud, posponer el inicio de un tratamiento o quedarse sin su dosis habitual.
Nos preocupa porque no es un hecho aislado. Es algo que se repite. Y lo que más nos duele es no poder ofrecer una solución en ese mismo momento.
¿Qué podemos hacer como sector?
La receta electrónica es una herramienta imprescindible, pero necesita garantías. Como grupo, creemos que hay que abrir el debate:
- ¿Hay protocolos claros para estos casos?
- ¿Quién informa de la incidencia?
- ¿Se está invirtiendo lo suficiente en la estabilidad del sistema?
- ¿Hay medidas compensatorias para pacientes o farmacias afectadas?
Desde Digifarma, no buscamos culpables, pero sí creemos necesario visibilizar este problema, porque lo vivimos a diario, y porque mejorar el sistema también es parte del cuidado.
Conclusión: hablar de ello también es avanzar
Las farmacias no podemos quedarnos calladas cuando algo nos impide hacer bien nuestro trabajo.
La caída de la receta electrónica no es solo un fallo técnico: es un obstáculo para ofrecer la atención farmacéutica que merecen nuestros pacientes.
Por eso creemos que es importante hablar de ello, compartir experiencias, poner sobre la mesa las consecuencias y pedir soluciones reales. Porque cuidar, también es defender lo que necesitamos para cuidar mejor.
¿Te ha pasado en tu farmacia? ¿Cómo lo has gestionado?
Nos encantaría leerte. Comparte tu experiencia en los comentarios o escríbenos, porque entre todos podemos empujar hacia una receta electrónica más segura y más humana.